11 de abril de 2025

Cuando desinstalé God of War 2018 porque Kratos era… ¿pacifista?

0
Cuando_desinstale_God_of_War_2018_mozo_stream

Cuando escuché que iban a lanzar un nuevo God of War, me emocioné como nunca. Pensé: “¡Sí! Kratos está de vuelta”. Y eso solo podía significar una cosa: violencia, caos, y esa furia incontrolable que lo define. Pero… lo que encontré fue otra historia.

Recuerdo perfectamente ese primer contacto con el juego. Pasan unos minutos, y lo primero que pensé fue: “¿Qué está pasando aquí?” Este… ¿es un God of War? ¿Kratos… pacífico? ¿Y además… papá? Estaba totalmente en shock. Tenía un montón de preguntas, pero ninguna respuesta.

La verdad es que no pude con eso. No entendía a dónde iba todo, así que tomé una decisión drástica: desinstalé el juego.

Cuando escuché que iban a lanzar un nuevo God of War,

Sí, fui impaciente, lo admito. Pero en ese momento no estaba lista para ver a Kratos así. Ya no era el dios de la guerra que destrozaba Olimpo por puro rencor. Ahora era viudo, tenía un hijo llamado Atreus, y su misión era esparcir las cenizas de su esposa. El inicio era lento, emocionalmente pesado… Y la relación entre padre e hijo estaba marcada por una tensión enorme. No conecté. Me sentí fuera de lugar.

Dos años después: una segunda oportunidad ⚔️🧔

Pasaron dos años. Y un día cualquiera decidí volver a instalarlo. Esta vez, con otra mentalidad. Me dije: “Voy a darle una oportunidad, pero sin esperar al Kratos de antes”. Y déjenme decirles: valió cada segundo.

Desde el principio, el juego me mostró una faceta de Kratos que jamás imaginé: un hombre cansado, que solo quiere vivir en paz, que ha perdido a su esposa y ahora tiene que cuidar a un hijo que apenas conoce.

Y ahí lo entendí. Este no era el Kratos furioso que tanto recordábamos. Era un Kratos que había evolucionado. Un hombre que, más allá de la venganza, buscaba algo que siempre le fue negado: una familia.

Era un Kratos que había evolucionado

Ese fue el primer gran golpe emocional que me dio el juego. Me hizo reflexionar sobre cómo a veces nos aferramos a lo conocido, porque cambiar da miedo. Pero, al igual que Kratos, debemos aceptar lo nuevo, aunque duela.

El regreso de la furia… con propósito ❤️🔥

Pero no pasó mucho para que la violencia volviera. Apenas aparecen los primeros enemigos, vemos al Kratos brutal, implacable, que conocemos. Pero esta vez, no luchaba por rabia ni venganza… luchaba para proteger a su hijo.

Y eso lo cambió todo para mí. La rabia seguía ahí, sí, pero tenía propósito. Ya no destruía por destruir. Peleaba porque si no lo hacía, Atreus corría peligro. Esa dualidad entre el guerrero y el padre es lo que me hizo verlo con otros ojos. Kratos era más humano que nunca.

Un padre aprendiendo a amar 🎮💔

Una de las cosas que más me tocó fue ver cómo Kratos intentaba acercarse a Atreus. Hay momentos en los que casi lo logra… pero se detiene, como si no supiera cómo. Y eso me pegó fuerte. Porque ¿cuántas veces hemos querido acercarnos a alguien, pero no sabemos cómo?

El juego muestra que las conexiones emocionales son complejas, incluso para un dios de la guerra. Y eso lo vuelve tan real, tan cercano. La relación entre Kratos y Atreus es el corazón de esta historia. Y mientras más avanzaba, más me di cuenta de que no estaba ante una aventura épica cualquiera. Estaba en medio de un viaje emocional.

Un padre aprendiendo a amar

Kratos también crece 👨‍👦🛡️

Ver a Kratos luchando con su pasado, intentando ser un buen padre sin tener idea de cómo hacerlo, fue algo que me sorprendió profundamente. Cuando Atreus empieza a rebelarse, él se debate entre protegerlo o dejarlo ser. Es una dinámica tan real, tan humana, que fue imposible no conectar con ella.

Kratos ya no era solo un dios de la guerra. Era un hombre intentando mejorar. Y eso fue lo que más me encantó de esta historia. Porque su viaje ya no es sobre matar dioses, sino sobre descubrir quién es realmente, para él mismo y para su hijo.

Una reinvención necesaria 🥊🧠

El cambio entre God of War 3 y God of War (2018) fue enorme. Fue arriesgado. Pero fue necesario.

Pasar de la furia descontrolada y los combates sin fin a una narrativa introspectiva fue una jugada valiente. Pero el equipo de Santa Monica lo hizo con clase. Este cambio no solo funcionó, redefinió por completo lo que podía ser God of War.

Yo también quería al Kratos de antes. Pero ahora sé que sin este cambio, nunca habríamos conocido su lado más humano y vulnerable.

Y lo más bonito de todo es que la industria del videojuego también ha cambiado. Ya no solo buscamos juegos para entretenernos. Queremos historias que nos toquen, que nos hagan pensar. God of War 2018 logró exactamente eso.

Mi conclusión (y mi consejo) 🤔🌀

Si aún no has jugado God of War (2018), te digo lo mismo que me dije a mí misma cuando lo retomé: dale una oportunidad con la mente abierta. Porque sí, no es solo un juego de acción. Es una historia sobre humanidad, legado y familia.

Ver a Kratos luchando no solo contra monstruos, sino contra sí mismo y su pasado, me hizo reflexionar mucho. No solo sobre él como personaje, sino sobre cómo los videojuegos han madurado con nosotros.

Mi conclusión (y mi consejo)

Recuerdo cuando jugaba los títulos anteriores, donde todo era acción, furia y venganza. Pero este Kratos ha crecido… y nosotros también.

Este juego nos muestra que los videojuegos pueden ser arte. Una forma de contar historias que resuenan muy dentro de nosotros. Y por eso, God of War 2018 no es solo una secuela: es una obra maestra.

👉 Y tú, ¿cómo viviste el cambio en Kratos? ¿También desinstalaste el juego como yo, o te atrapó desde el inicio? a continuación te dejo el video del analisis completo, no te lo pierdas espero me cuentes el resultado de tu experiencia con la joya God Of War de 2018:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Anuncios